Las plantillas a medida están diseñadas específicamente para adaptarse a la anatomía de tus pies. Se fabrican a partir de una pedigrafía o huella de tus pies, teniendo en cuenta tus necesidades particulares, como la forma del arco, el tipo de pisada y cualquier afección preexistente. Estas plantillas pueden ayudar a corregir problemas biomecánicos, proporcionar amortiguación y mejorar la alineación corporal.
Con el tiempo y el uso, las plantillas a medida pueden perder su eficacia. La amortiguación se deteriora, los materiales se comprimen y la forma original puede alterarse. Este desgaste puede resultar en una pérdida de soporte, aumentando el riesgo de dolor y lesiones.
A lo largo de la vida, nuestro cuerpo experimenta cambios naturales. El aumento o pérdida de peso, el embarazo, o simplemente el paso del tiempo pueden afectar la estructura de nuestros pies. Estos cambios pueden hacer que las plantillas que una vez fueron efectivas ya no se ajusten a tus necesidades actuales. Renovarlas garantiza que sigas recibiendo el soporte adecuado.
Las plantillas a medida son una herramienta preventiva. Si estás comenzando una nueva actividad física o has aumentado tu nivel de ejercicio, es importante contar con el soporte adecuado. Plantillas desgastadas pueden aumentar la probabilidad de lesiones como fascitis plantar, tendinitis o problemas en las rodillas y caderas.
Para los atletas, contar con plantillas a medida renovadas puede marcar la diferencia en el rendimiento. Un buen soporte puede mejorar la biomecánica al correr, lo que no solo optimiza el rendimiento, sino que también minimiza el riesgo de lesiones.
La comodidad es clave. Las plantillas a medida que han sido adaptadas recientemente proporcionan una mejor sensación al caminar, lo que puede traducirse en una mejor calidad de vida. Si experimentas dolor en los pies o en las piernas, una nueva plantilla puede ser la solución que necesitas.
La frecuencia con la que debes renovar tus plantillas a medida puede variar según el uso y las condiciones específicas de cada persona. Sin embargo, como regla general, se recomienda revisarlas cada 1-2 años, o antes si experimentas cambios en el dolor o la comodidad. Una revisión con el técnico ortoprotésico puede ayudarte a determinar el momento adecuado para una nueva evaluación.